Una absoluta mayoría de la población manifestó su rechazo a la liberación indiscriminada de detenidos mediante un sonoro cacerolazo que atravesó el país y se sostuvo con inusitada duración. Por Ernesto Bobek Cáceres-Especial Total NewsTNA-
Ante la requisitoria periodística la ministro de Justicia Marcela Losardo eludió el tema, deslindando toda responsabilidad del ejecutivo y atribuyéndola a excluyentes decisiones de estamentos del poder judicial.
La ex socia de Alberto Fernández no tenía forma de explicar el cambio de postura del presidente respecto al tema, cuando también con la anuencia de miembros de ejecutivos provinciales se alentó a violentar la ley 24.660 de ejecución penal.
Los jueces que acataron la sugerencia materializada a través de pedidos colectivos de arrestos domiciliarios incoados por defensores oficiales de distintas jurisdicciones, violaron los mínimos recaudos que debieran haber observado.
Solo a título de ejemplo, violaron la ley 27.372 que protege derechos y garantías de las víctimas de delitos. Omitieron correr traslado a las víctimas antes de disponer beneficios en favor de los victimarios.
Olvidaron que las víctimas de delitos aberrantes como femicidios, homicidios, violaciones y secuestros extorsivos entre otros, también son sujetos de derechos que se deben preservar. Concedieron arresto domiciliario a delincuentes que fuera de la cárcel están en situación de calle. El arresto domiciliario se convirtió entonces en libertad sin recaudo alguno.
El origen del problema se puede y debe atribuir a la concesión del arresto domiciliario a Amado Boudou, quien no tenía la edad ni condición de salud que ameritara tal beneficio. Lógicamente, si se lo otorgan a un corrupto condenado, todos quieren lo mismo. La gran pregunta es: Quién impulsó y aceleró ese indebido arresto domiciliario? Y otra: Cuánto demorará la justicia en revocarlo?
El presidente se venía manejando con autoridad y soltura hasta con referentes de la oposición en todo lo relativo a la forma de encarar la pandemia, y las medidas a tomar para evitar su propagación. Ello le brindó índices de imagen positiva de valores inusitadamente altos.
Pero la reacción de la gente dejó a AF muy mal parado y fuera de la zona de confort que le proporcionaba la regulación de medidas relativas al virus, desnudando que quien diseña y define la totalidad de las políticas de su gestión es la vicepresidente.
La pandemia fue el escudo perfecto tras el que se guareció el presidente para evitar expedirse respecto a la situación de default, desastre económico interno y el nivel de gasto público inútil, éste precisamente sufragado por los sectores productivos que padecen una carga impositiva confiscatoria pese a estar atravesando hoy la paralización de sus actividades.