El cargo de director nacional de Inteligencia Estratégica tiene relevancia, es uno de los tres pilares del Sistema de Inteligencia Nacional previstos en la Ley Nº 25.520 que integran, además, la Secretaría de Inteligencia (ex SIDE) y la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal. Hasta tanto se designe su reemplazo, las funciones quedaron a cargo del viceministro de Defensa, Gustavo Sibilla.
La renuncia de Aguilar se conoce en medio de un conflicto que lo rozó: la participación del Jefe de Inteligencia de la Fuerza Aérea en investigaciones internas, -vedadas por la ley-, para averiguar datos acerca del robo de armas que ocurrió en el Grupo de Guerra Electrónica, dependencia del Comando de Operaciones Aéreas ubicada en el aeroparque metropolitano. La Diniem es la cabeza del sistema de inteligencia militar así quedó establecido tras la reglamentación de la ley de Defensa, los tres jefes de inteligencia de las fuerzas armadas reportan en línea directa a quien ejerce el cargo de director que hasta ayer era Aguilar.
El caso del saqueo de fusiles FAL, ametralladoras Ingram y Halcón, calibre 9 mm y algunas pistolas pertenecientes a la Fuerza Aérea terminó de socavar la gestión del licenciado Aguilar. A nadie escapó que el rol investigativo del brigadier Rodolfo Centurión, jefe de inteligencia de los aviadores, -interrogatorio severo y privación de la libertad de los sospechados, todos miembros de la fuerza-, estuvo en conocimiento del renunciado Aguilar. La presión de la oposición también tuvo su cuota parte, el diputado radical Julio Martínez, presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara baja, elevó un pedido de informes al Ejecutivo para que se aclare cuáles fueron las responsabilidades de las autoridades de la Fuerza Aérea y de la dirección a cargo de Aguilar en el presunto caso de apremios ilegales y privación de la libertad que habrían ocurrido para averiguar datos sobre el robo de armamento. El destino de Aguilar venía marcado desde marzo pasado cuando el diputado Martínez denunció que Aguilar fue espía de la Fuerza Aérea durante la dictadura militar. La desclasificación y la difusión de la lista de agentes de inteligencia civiles y militares que espiaron durante el Proceso militar entre 1976 y 1983 ordenada por el Gobierno sacó a superficie a Aguilar a quien en aquellos años se lo conocía con el mote de “Gurí”. El sofocón lo obligó a hacer declaraciones, confirmó que se desempeñó en tareas administrativas, como dactilógrafo cuando tenía 20 años. El legislador Martínez cuestionó esas funciones y se preguntó qué información pasaba por sus manos y dónde la registraba.
Más tarde progresó dentro de la estructura de la inteligencia de los aviadores y llegó a analista, en esos años cultivó la amistad con el hoy cuestionado jefe del área, el brigadier Centurión.
fuente ambitofinanciero