Los principales dirigentes confiaban en que esta tercera jornada de huelgas y protestas movilice a la misma cantidad de manifestantes que el 7 de septiembre pasado, cuando cerca de tres millones de personas inundaron las calles de todo el país. En ese sentido, más de 230 manifestaciones fueron convocadas en todo el país.
Las nuevas movilizaciones llevadas a cabo son convocadas por las ocho centrales sindicales con el fin de mantener la presión sobre el gobierno y el Parlamento, que planea avanzar con el proyecto de reforma, pese a la masiva oposición de los ciudadanos.
La empresa estatal de ferrocarriles (SNCF) prevé la circulación de uno de cada dos trenes de gran velocidad en el interior del país, aunque el tráfico internacional hacia Gran Bretaña, Bélgica, Holanda, Suiza y Alemania será casi normal. En tanto, uno de cada dos trenes funcionaban en el subte de París. Sin emabrgo, más reducido era el tráfico en los trenes de cercanías de la capital francesa.
La Dirección General de la Aviación Civil (DGCA) anunció la anulación del 50% de los vuelos en el aeropuerto de Orly, ubicado al sur de París, y del 40% en Roissy Charles de Gaulle, el principal del país.
Por su parte, el principal sindicato en la educación primera, SNUipp-FSU, prevé una adhesión del 54,6% en la segunda jornada de protestas y huelga en un mes para frenar la reforma del sistema de jubilación impulsado por el gobierno conservador de Nicolas Sarkozy.
El gobierno tiene la intención de mantenerse firme con un proyecto de reforma que juzga esencial para asegurar el sistema de jubilación por repartición. Si no se hace nada, el régimen actual registrará un déficit de 50.000 millones de euros (63.500 millones de dólares) en 2020.
Sarkozy, que juega con esta reforma su futura reelección, se apoya en los sentimientos ambiguos expresados por sus conciudadanos. Según encuestas de los institutos IFOP y Obea/InfraForces, si bien 73% de franceses considera que las manifestaciones son justificadas y 79% cree que el proyecto no coloca a todos los ciudadanos en un pie de igualdad, el 53% estima que, si bien habría que hacerla de otro modo, una reforma es inevitable.
Agencias AFP, AP y Reuters
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