"Perfecto, todo perfecto", dijo Néstor Kirchner al salir de la clínica en la que había entrado el día anterior por un problema cardíaco. Detrás del auto que lo devolvió a Olivos, entre los carteles que taparon el frente de la clínica desde el sábado a la noche, quedaron varios con una leyenda entre optimista y desafiante. "Nos vemos el 14", le decían los jóvenes kirchneristas. Aludían, claro, al acto de la juventud que organizaban para el martes y que tenía al santacruceño como orador principal. El ex presidente no los defraudó. Menos de 72 horas de haber pasado por el quirófano, estaba parado junto a Cristina Kirchner en el Luna Park.
Video: una semana agitada bajo la lupa
En las horas que mediaron entre una y otra aparición, tal vez impulsados por el temor al fantasma de la debilidad, tanto la Presidenta como los voceros habituales el Gobierno se encargaron de repetir hasta el cansancio que el ex presidente estaba lo más bien y listo para volver a trabajar como siempre. "Hay Kirchner para rato", dijo la Presidenta en plena presentación del proyecto de ley para aumentar la cantidad de feriados. Más que un aviso tranquilizador a la ciudadanía, pareció un mensaje con sabor a respuesta a las especulaciones sobre el impacto del nuevo incidente cardíaco en el plan electoral de Kirchner.
No fue el único ámbito en el que la negación quedó a todas luces expuesta esta semana. Se conoció el informe en el que cinco universidades nacionales denunciaron la "falta de credibilidad" que desde 2007 azota al Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). El diagnóstico sintetiza (no sin cierta benevolencia) los estragos que la intervención del Gobierno, con el inefable Guillermo Moreno a la cabeza, provocaron en el organismo.
Entre otras cosas, el documento cuestiona que en el cálculo de la inflación se prioricen los precios que Moreno acuerda con las empresas y no los que consume la sociedad. La advertencia que subyace es seria y elocuente: el IPC se ha vuelto más el reflejo de la inflación que la Casa Rosada está dispuesta a aceptar que la que realmente es.
Para completar el cuadro negador, Amado Boudou, el mismo que creó el Consejo Académico (cuando recién estrenaba el sillón del Ministerio de Economía y hablaba de la reforma del Indec como "prioridad" de su gestión), todavía no se hizo tiempo para recibir ni el informe ni a sus autores. La audiencia con los académicos que el lunes quedó trunca sigue esperando lugar en su agenda.
El pedido de Chile para extraditar a Sergio Apablaza pone en escena otra de las variantes de la negación en su versión kirchnerista. Durante seis años la Casa Rosada evitó pronunciarse sobre el pedido de Santiago. La insistencia de la Corte, que esta semana falló en favor de la extradición e instó al Ejecutivo a atender el reclamo chileno podría quedar en la nada si, tal como dejó trascender el propio Gobierno, la extradición es finalmente denegada. La diferencia ya produjo un chispazo serio en la relación bilateral: Cristina Kirchner pasará el fin de semana por Chile y difícilmente se reúna Sebastián Piñera. La negación, escondida detrás de la elusión, se volvió inútil y dañina.
La otra sentencia que la Corte emitió esta semana desnudó otra forma de negación oficial, aún más extrema que las anteriores. El máximo tribunal se metió de lleno en el conflicto que desde hace años atraviesa al Poder Judicial de Santa Cruz. Ordenó reponer en su cargo al ex procurador de la provincia, desplazado por Néstor Kirchner cuando era el mandamás de su tierra natal.
Sin medias tintas, el Gobierno respaldó (e inevitablemente reforzó) la resistencia del gobernador Daniel Peralta a cumplir con lo dispuesto por los jueces. Aníbal Fernández dijo en el Congreso que la sentencia es inaplicable y equiparó los pedidos opositores de intervenir la provincia con un golpe de Estado. El paralelo es excesivo. Tan excesivo como el esfuerzo oficial por desconocer una realidad que puede resolverse por casi cualquier vía, menos por la del desconocimiento.
Esfuerzos denodados por amoldar la realidad. A cualquier precio y pisoteando las evidencias que quedan en el camino. Todas huellas elocuentes de que las cosas no siempre son como quisieran los Kirchner.
fuente lanacion