En el cierre de un seminario sobre políticas públicas en La Boca, Kirchner había intimado a Scioli, anteayer, a "que diga quién le ata las manos" para resolver el problema de la inseguridad; hay que dar nombres y hablar con claridad". Y lo instó a que "no tenga miedo".
Sin embargo, el peligro de una crisis política por reacciones negativas entre barones del conurbano llevó ayer a la Casa Rosada y al entorno de Scioli a disimular la tensión. El gobernador, fiel a su estilo, hizo silencio y suspendió parte de su actividad programada. Desde el gobierno nacional, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, intentó explicar que Scioli le había aclarado que "tiene las manos atadas por la Justicia". Esa definición despertó una dura réplica oficial del Colegio de Magistrados de la provincia: "El drama de la inseguridad no se soluciona con meras declaraciones, sino con asignación de presupuesto", dijo la entidad.
En el entorno de Scioli insistieron en que el gobernador "mantendrá su estilo moderado". Nadie se animó a decirlo en público, pero LA NACION pudo saber, de fuentes del partido, que la fisura es considerada como "grave": intendentes, dirigentes y gobernadores de otras provincias hablaron con allegados a Scioli para expresarles su "solidaridad".
Ahora se divisan dos bloques enfrentados. Por un lado, Kirchner y los precandidatos bonaerenses que él apadrinó: Alicia Kirchner, Amado Boudou, Florencio Randazzo, Aníbal Fernández, y el jefe de la CGT y titular del peronismo distrital, Hugo Moyano. Del otro, Scioli y la mayoría de los intendentes del conurbano, los jefes territoriales. "Si los intendentes y Scioli creen que ellos son los que van a armar electoralmente para 2011, están equivocados. El jefe es Kirchner", se escuchó decir a un dirigente con acceso a la residencia de Olivos. En parte, el malestar de Kirchner con Scioli obedecería al fuerte recelo con el cual los intendentes miran a los candidatos kirchneristas.
Los voceros oficiales de Scioli negaron que tras el acto en La Boca hubiera habido una discusión entre ambos. Pero fuentes del peronismo bonaerense la dieron por cierta y afirmaron que ocurrió en duros términos.
"Scioli mantendrá su estilo moderado, de equilibrio; opinará sobre temas que considere importantes y está jugado a resolver el problema de la inseguridad", señalaron sus voceros a LA NACION. Sin embargo, admiten sus allegados que marcará diferencias, con el silencio, de políticas oficiales que no comparta. Cualquier despegue, si lo hay, será paulatino.
A Kirchner le fastidió profundamente que Scioli no hubiera apoyado en forma pública las leyes de matrimonio gay, de medios audiovisuales, el ataque a Clarín y a Papel Prensa, y el intento por cerrar Fibertel.
Además, el jefe del PJ no toleró que el gobernador acusara tener "las manos atadas" en la crisis de inseguridad y que nunca hubiera despegado de ello al gobierno nacional. Esa frase se la atribuyó Juan Ignacio Buzali, esposo de Carolina Piparo, la mujer embarazada que fue baleada durante una salidera en La Plata. Otra molestia en el entorno de Kirchner reside en que Scioli creció más en las encuestas.
Los barones del conurbano entrevén un peligro: que con los candidatos kirchneristas se debilite a Scioli, único postulante a gobernador, capaz de garantizar el triunfo de todos en las elecciones de 2011. Pero Scioli no hará olas. Necesita asegurarse el flujo de fondos para pagar los sueldos hasta el año que viene.
El entorno de Scioli aclaró que el gobernador "no tomó contacto con nadie" de Olivos o la Casa Rosada después del reproche público. Pero una frase de dirigentes intermedios del PJ llamó la atención de muchos: "Eso que hizo Kirchner no es de peronista. Rompió todos los códigos".
Manos atadas
Para que la sangre no llegue al río, Aníbal Fernández aclaró ayer que quien le "ata las manos" a Scioli es "la Justicia, no la política". Algo parecido dijo el jefe de gabinete provincial, Alberto Pérez. Pero en su única aparición pública del día, Scioli evitó explicar el sentido de su ya famosa frase.
Otra causa de la reacción de Kirchner fue el elogio que el candidato presidencial del Peronismo Federal Eduardo Duhalde hizo del gobernador. Hace pocos días, señaló que crece en las encuestas porque es "la contracara" de Kirchner.
Kirchner desconfía de la relación entre Scioli y Duhalde. "Pero Duhalde lo hizo con premeditación y alevosía para enfurecer a Kirchner. No hay nada entre Scioli y Duhalde", dijeron a LA NACION en el campamento del gobernador. Kirchner y Scioli se reunirán en estos días para preparar la reunión del consejo nacional del PJ el jueves en Mendoza.
Por su parte, Duhalde echó leña al fuego. Dijo ayer: "El que le ata las manos a Scioli se llama Néstor Kirchner". Por la noche, agregó que Scioli "tiene las puertas abiertas" del Peronismo Federal.
Mariano Obarrio
fuente lanacion