No hubo autoridades del Ministerio de Defensa presentes en el breve velatorio que se llevó a cabo en el casino de oficiales de la III Brigada Aérea de Reconquista, Santa Fé, ni tampoco acompañaron a los deudos en el sepelio de Forgit en Mar de Ajó, su ciudad natal.
Las líneas de peritaje e investigación avanzan con lentitud, habida cuenta de la destrucción casi total del aparato. Se sabe que el piloto estaba practicando una emergencia: simulaba un desperfecto en uno de sus motores (paró el izquierdo) cuando sobrevino el accidente que lo llevó a la muerte.
Las conjeturas apuntan a dos causales posibles: o bien hubo una falla técnica que le impidió salir de la emergencia o el piloto la resolvió de manera imperfecta. Los peritos no descartan que haya sido la dramática combinación de ambas, que a baja altura complican aún más el procedimiento.
Otro punto de duda es por qué no se abrió en su totalidad el paracaídas, cuando el Pucará está dotado de un asiento eyectable británico Martin Baker con «capacidad 0-0», funciona con velocidad cero y altura cero del avión e inclusive a velocidades supersónicas, alejando al piloto de la máquina en tan sólo 0,45 segundo.
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