Más allá de esas conjeturas, hay algo seguro: al ex presidente de la Nación le encanta mostrar con cierta frecuencia que sigue siendo él quien manda, quien marca la agenda y quien fija las reglas del juego. Aunque haga aparecer a Scioli como algo menos que un simple empleado
Hay también otra cuestión central: en el gobierno nacional se ha empezado a advertir que el problema de la inseguridad le está restando aceleradamente apoyos al oficialismo. Sin embargo, el Poder Ejecutivo Nacional aún no sale de la confusión frente a este desafío.
Anoche Kirchner bajó alguna línea al dirigirse al mandatario bonaerense: "No tenga miedo, gobernador Scioli, porque usted nunca lo tuvo. Dígalo: hay que solucionar el problema de la Justicia. Todavía nuestra Justicia (…) genera acciones que permiten que los delincuentes entren por una puerta y salgan por la otra".
Según dejaron trascender allegados a Scioli, cuando el gobernador se refirió a su supuesta atadura de manos durante su conversación con el marido de Carolina Piparo, pretendió representar con una metáfora que desde el Ejecutivo provincial no puede interferir sobre los otros poderes, especialmente sobre el Judicial. "Siempre he sido respetuoso de los poderes constitucionales. No es mi estilo avasallar a los otros poderes", habría repetido una y otra vez Scioli ante sus hombres de confianza.
De esa manera, el gobernador bonaerense estaría marcando una fuerte diferencia de estilo con Kirchner. Al ex presidente le gustaría que Scioli fuese más enfático al responsabilizar a la Justicia por muchos de los problemas de inseguridad que atraviesa su distrito. El mandatario provincial descree de esa estrategia, al igual que de un estilo con el cual se pretende conducir a los argentinos al paraíso, aunque a las patadas.
En su reto a Scioli, a Kirchner sólo le faltó agregar una de sus sentencias favoritas: que la política no es para los tibios. Todas las encuestas indican, sin embargo, que la ciudadanía prefiere mayoritariamente el estilo conciliador y dialoguista sobre el confrontativo.
El mensaje de Kirchner al gobernador fue contundente: u obedece ciegamente o puede perder su apoyo para la reelección en la provincia.
Pero el mensaje del oficialismo ante la inseguridad de la población no es tan contundente y, por el contrario, es bastante confuso. El más fiel ejemplo es el contrapunto que ayer protagonizaron Aníbal Fernández, quien cuestionó el proyecto sobre salideras bancarias aprobado por unanimidad en la Cámara de Diputados, y el ministro Florencio Randazzo, para quien esa iniciativa era "bienvenida".
fuente lanacion