“En este centro reside toda la información criminal de México'', explica Francisco Niembro, responsable de operaciones de inteligencia de la secretaría (ministerio) de Seguridad Pública, al guiar a la prensa por primera vez al interior del búnker subterráneo, inaugurado hace 10 meses.
Un pequeño túnel debajo de un ojo de agua conduce a la edificación circular, a la que acceden exclusivamente analistas y agentes encubiertos.
Desde allí se vigilan en tiempo real edificios e instalaciones de la infraestructura petrolera, hidráulica, telecomunicaciones y electricidad y se siguen amenazas naturales como tormentas, movimientos telúricos y los 16 volcanes activos en México.
En el último nivel se encuentra “el cuarto de guerra'' destinado al presidente y su gabinete “en caso de una situación en el país, en la que se vea comprometida la seguridad o las instituciones'', explica Niembro.
“Aquí tenemos al compañero (Martín) Esparza'', indica Niembro al señalar en una pantalla la imagen del líder de los trabajadores de la extinta Compañía Luz y Fuerza, durante una manifestación en el aeropuerto capitalino.
En un muro del cuarto romboide, rodeado de vidrios con múltiples pantallas, aparece la información criminal del narco Edgar Valdez `La Barbie', capturado la semana pasada, y por quien México y Estados Unidos ofrecían sendas recompensas de más de dos millones de dólares.
Fichas criminales, fotos, huellas dactilares, registro de voz, videos, historial de su modus vivendi, averiguaciones previas y órdenes judiciales hacen parte de los datos acumulados que permitieron capturar a Valdez el 30 de agosto.
“Todo este universo de información nos permitió delinear elementos específicos y partimos de 16 líneas de investigación'', explicó en conferencia de prensa Facundo Rosas, Comisionado de la Policía Federal.
Después de agotar varias de ellas, en la última semana sólo quedaban cuatro objetivos que apuntaban al círculo de las personas más cercanas de Valdez y que se encargaban de cubrir sus necesidades de comunicaciones, seguridad, vivienda y comida. Así se ubicó su escondite, una casa campestre cercana a la capital.
Nacido en Estados Unidos, Edgar Valdez no era, sin embargo, el capo más buscado.
Ese sitial lo ocupa Joaquín “El Chapo'' Guzmán, jefe del cartel de Sinaloa, que se fugó en el 2001 de una cárcel de alta seguridad y por quien Washington ofrece cinco millones de dólares.
Críticos de la estrategia oficial subrayan que el grupo de Guzmán es el menos golpeado, aunque Ignacio Coronel –su hombre de confianza– fue abatido en julio en Guadalajara (oeste), en un choque con militares.