Después de los quince días más agitados de su carrera en el Poder Judicial, la jueza María José Sarmiento se fue de vacaciones y le pasó la posta a Ernesto Marinelli. El magistrado es desde ayer quien tiene en sus manos las decisiones sobre las causas por el uso de reservas del Banco Central y la remoción de su presidente, Martín Redrado. La Sala de Feria de la Cámara, donde entre esta semana y la próxima recaerán finalmente los expedientes, también tiene nuevos integrantes: Marta Herrera y Clara María do Pico.
Lo último que hizo Sarmiento el viernes, antes de partir, fue trasladarle a cada una de las partes las apelaciones que presentó el gobierno nacional una semana atrás. Por eso, el juez Marinelli deberá esperar ahora los argumentos de los abogados –tienen cinco días de plazo– y luego sí estará en condiciones de volver a elevar las causas a la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal.
Lo primero que deberá resolver ese tribunal, a cargo de las dos juezas mujeres hasta el 1 de febrero, es la suerte de Redrado, quien aún conserva su puesto al frente del Banco Central gracias al amparo de Sarmiento. Si todo avanza en los tiempos previstos, ese expediente podría llegar a la Cámara esta misma semana. Es que Gregorio Badeni, el abogado del titular del BCRA, presentará hoy su respuesta a la apelación del Gobierno.
El constitucionalista aseguró que Redrado seguirá resistiendo la decisión de la presidenta Cristina Fernández de removerlo por decreto. “No va a renunciar. Acá está en juego la defensa del carácter autárquico del Banco Central”, sostuvo el abogado.
Las causas contra el uso de las reservas para pagar deuda, en cambio, estarán inactivas hasta la semana que viene. Los partidos que presentaron los amparos –el PRO, la Coalición Cívica y el peronismo disidente– tienen tiempo hasta este viernes para responder los argumentos que expuso el Estado cuando rechazó las decisiones de la jueza Sarmiento. Después, Marinelli tendrá otras 48 horas para elevarlo a la Cámara.
El juez sabe que una enorme lupa se posa sobre su cabeza. Desde que se conoció su nombre como el heredero de Sarmiento, los fallos que dictó en el pasado volvieron a cobrar vida. Entre las resoluciones que tomó en sus quince años como juez, frenó el intento del entonces presidente Carlos Menem de demoler la Escuela de Mecánica de la Armada; le ordenó a TBA dar un trato igualitario a los usuarios de la línea Sarmiento en relación con los pasajeros de la Mitre, y suspendió un decreto de Néstor Kirchner que transfirió el dinero remanente del Consejo de la Magistratura a la Corte Suprema.
En los últimos años Marinelli intentó ascender a juez de Cámara en tres oportunidades, pero nunca superó el examen. También esquivó un pedido de juicio político, acusado de admitir un recurso de amparo que benefició en cifras millonarias al empresario Sergio Taselli.
Mientras se desenreda la maraña judicial y los legisladores intentan concretar la discusión en el Congreso, los dos decretos de necesidad y urgencia que generaron la polémica seguirán congelados. La semana próxima podría ser determinante.
El golden boy no habla en su casa
Decidió bajar el perfil y evitar ser el blanco de la prensa matutina. “De aquí en más la comunicación con todos ustedes va a ser desde el Banco Central o desde el Congreso Nacional”, anunció ayer el todavía presidente de la autoridad monetaria en la puerta de su domicilio, que se convirtió en una parada habitual para escuchar la opinión del economista y el avance de la pulseada que sostiene con el Gobierno por la conformación del Fondo del Bicentenario.
Redrado, antes de subirse al auto que lo trasladó hasta la sede de la entidad, señaló que los temas sobre los cuales puede hablar son “de carácter estrictamente institucional”.
La decisión de ayer sucede a las declaraciones estridentes que había pronunciado la semana pasada en un nuevo desafío al Gobierno cuando señaló: “Creen que me matan pero yo creo que se suicidan”, tras un nuevo recorte de sus funciones. Ahora, el “Golden Boy” prefirió la prudencia y remitió su actuación a la formalidad de los actos en el Central.
Fuente : critica