La oposición parlamentaria no considera que Néstor Kirchner sea capaz de impulsar una investigación para determinar la legitimidad de la deuda externa, como dejaron trascender algunas usinas vinculadas al oficialismo. Consultados por este diario, los diputados Rubén Lanceta, del radicalismo; Margarita Stolbizer, del GEN; Federico Pinedo, del PRO; y Adrián Pérez, de la Coalición Cívica, interpretaron que la movida era una jugada de patas cortas. Estuvieron más cerca de definirla como “gesto demagógico” destinado a seducir la voluntad de los diputados de la denominada centroizquierda, que encolumnados con Fernando “Pino” Solanas lo vienen reclamando, que un verdadero compromiso con el tema. Aunque califican al hecho como improbable, ninguno de los legisladores que habló con Crítica de la Argentina se mostró en contra de la creación de una comisión investigadora.
Stolbizer se mostró dispuesta a la investigación de la deuda “en la medida en que esto no sea una distracción de los objetivos centrales del debate parlamentario”. La bonaerense recuerda que el Congreso, al votar el Presupuesto de 2010, aprobó partidas con las que el Gobierno pagaría los compromisos externos. Por eso, entiende que al desconocer esa decisión del Parlamento, “se está produciendo un retroceso, una marcha atrás”. Stolbizer interpreta que el kirchnerismo “busca atraer a Pino Solanas hacia su sector”. La diputada, que comenzó un nuevo mandato el 10 de diciembre, opina que esta podría “ser una más de las muchas discusiones falsas que instala el kirchnerismo”. La titular del GEN recuerda que cuando Kirchner canceló la deuda que la Argentina tenía con el Fondo Monetario Internacional “se perdió la oportunidad de revisar la deuda”.
El radical Lanceta no tiene dudas en interpretar que el tema es un gran globo de ensayo. “Este Gobierno no va a investigar la deuda externa. Son los mismos funcionarios que estaban pensando pagarle al Club de París y armaron todo este escándalo del Fondo del Bicentenario para dar garantías de que afrontarían los compromisos de la deuda”, dijo el actual secretario general de la Cámara de Diputados. Al igual que otros legisladores consultados de Crítica de la Argentina, Lanceta consideró que el gesto no pasa de ser “una zanahoria para seducir a Pino Solanas”. El legislador aclaró que “el tema no es un corset” para el radicalismo”. Incluso destaca con picardía que se podría tratar en extraordinarias después de que se discutan los dos últimos decretos presidenciales firmados por Cristina Fernández de Kirchner.
El diputado de la Coalición Cívica, Adrián Pérez, también evaluó que la consigna de investigar la deuda externa puede ser “un intento de distraer a la opinión pública atenta al enredo que generaron los dos últimos Decretos de Necesidad y Urgencia firmados por la Presidenta”. Y adelantó: “No me parece mal que se construya un ámbito de investigación. Aunque no sé quiénes son hoy los tenedores de aquella deuda, quiénes la cobraron y cuánto recibieron”.
Pinedo coincidió con una posible investigación porque “nadie tiene que pagar deudas ilegítimas. Todos los que tengan elementos que lo digan y lo prueben, nosotros vamos a acompañar el interés nacional”. Para el legislador del PRO, esto debe hacerse con “profesionalismo y rigurosidad, porque nos han embargado 3.100 millones y hay que tratar que nos levanten el embargo”.
Los pocos legisladores que transitan los desiertos pasillos del Congreso por estos días, sólo ven segundas intenciones detrás de cada una de las consignas y movidas del kirchnerismo. Incluso, hay quienes sugieren que el Fondo del Bicentenario podría llevar la intención –muy impopular por estos días– de “pagarles a los fondos buitres”. Aunque la definen como maquiavélica, nadie se anima a decir que sería una jugada imposible para Néstor Kirchner.
Solá: si existe, hay que pagar
El presidente del bloque de diputados del Peronismo Federal, Felipe Solá, planteó que la deuda externa debe ser cancelada porque las acciones del gobierno kirchnerista de los últimos años legitimaron su existencia.
“Hay que pagar la deuda porque hemos admitido que existe”, sostuvo Solá, aunque mencionó que el canje de deuda que se operó en 2005 durante la presidencia de Néstor Kirchner “con una enorme quita, fue una forma de decir que esa deuda tenía un origen dudoso”.
De todos modos, planteó que no se debe obviar el cumplimiento de los compromisos externos: “Los argentinos no quieren vivir en un país que no pague sus deudas”.
OPINIÓN
Kirchner: la versión moderna de Il Gatopardo
Eduardo Tagliaferro
Las consignas, en política, suelen reducir a pocas palabras un punto de vista, una definición. Muchos entienden que la justeza del enunciado alcanza para sentirse convocados. Al margen de ello, no es lo mismo que el dominico Girolamo Savonarola pida defender la tolerancia religiosa, política y sexual, a que ese reclamo lo haga Gandhi. Algunos kirchneristas aseguran que Néstor Kirchner piensa investigar la legitimidad de la deuda externa. Quien consiguió sus primeros dineros ejecutando a aquellos que no podían afrontar la indexación de la circular 1.050, en tiempos de Alfredo Martínez de Hoz, ¿puede embestir ahora contra el sistema financiero internacional? Lo podrá enunciar, pero en este caso la consigna no dejará de ser una pantalla que encubra otras intenciones. Una versión moderna del príncipe siciliano comprometido con el Antiguo Régimen, que en Il Gatopardo descarta ocupar cargos relevantes en el nuevo Reino de Italia, porque “algo tiene que cambiar para que todo siga igual”.
Kirchner no desconoce que algo cambió en el escenario político después del 28 de junio. Al igual que el Príncipe de Salina no puede ser la cara de esos cambios. El santacruceño es el viejo régimen: es quien corrió en salvataje de los funcionarios del FMI cancelando de contado la deuda que la Argentina mantenía con el organismo de crédito internacional. Intentó hacerlo, también cash y sin reclamar quita, con el Club de París. Kirchner un pagador ejemplar acuñó incluso el término “desendeudar” para convertir en virtuosa su política de alineamiento con los centros de crédito. No es la producción sino la especulación el universo en el que Kirchner mejor se desenvuelve. ¿Quién si no consiguió terrenos en El Calafate por 50 mil dólares y los vendió en casi dos millones y medio de dólares? ¿Por qué ahora podría investigar la deuda externa argentina quien antes no la puso en duda?
En 1986, cuando el radicalismo tomó un proyecto de Oscar Alende y aceptó debatir la creación de una bicameral investigadora, no ocultó que con ello buscaba ponerle punto final a un tema con el que la oposición lo jaqueaba después de que fracasó en el intento de crear un Club de Deudores. Un año antes, en 1985, cuando Fidel Castro reunió a 1.200 dirigentes
latinoamericanos para reconstruir ese frente común, no faltó quien lo calificara de “oportunista”.
Fidel fue al archivo y recordó que 14 años antes, en 1971, en Chile, junto a Salvador Allende, había dicho en una visita a la sede de la CEPAL que “la deuda de los países de menor desarrollo es insoportable” y que “el sistema monetario internacional que hoy predomina está en bancarrota. Y debe ser sustituido”. Hay consignas y líderes que atraviesan a varias generaciones. Otros, al igual que sus métodos, no sobreviven a la duración de una partida de truco.
Fuente : critica