de capitales de Estados Unidos) y corremos riesgos de que el valor de la oferta siga cayendo”, confesaron desde una de las entidades que trabajan junto al Gobierno.
Lo cierto es que desde el miércoles pasado, cuando el Ejecutivo intentó echar a Redrado, hasta el cierre de ayer, el valor de la oferta cayó entre cinco y siete dólares. Según los cálculos de fuentes allegadas a la operación, el paquete que hace tan sólo una semana valía u$s 57 por cada u$s 100 adeudados, hoy está en u$s 52. Para peor, trascendió que Néstor Kirchner no quiere que se incluyan en la oferta los pagos pasado del cupón atado al PBI. Estos representan algo así como u$s 6,5, con lo cual quitando este incentivo la propuesta llegaría a u$s 45, bastante más cerca del precio actual de los bonos que aún siguen en defualt. Exotix Limited, un broker de Londres que opera deuda impaga en mercados emergentes, dice que todavía estos títulos tienen un precio de u$s 41 o un poco más. “O todo esto se arregla políticamente, y rápido, o tenemos que salir con la oferta como sea. La coyuntura y los tiempos no nos van a favorecer, y en todo caso pareciera que podría jugarnos aún más en contra”, apuntaron desde otra entidad ligada al canje.
Conspiraciones y tasas
Parece imposible, tal como confesó ayer Boudou, que la propuesta a los bonistas pueda sortear este conflicto político. Los inversores están preocupado además por un rumor que suena cada vez más: la salida del propio ministro de Economía. El funcionario fue a fondo con la creación del “Fondo del Bicentenario” y los constantes tropiezos podrían hacerle perder el crédito que goza en Olivos. Claro que no se espera una salida de Boudou antes de la operación, pero muchos creen que terminará teniendo en mismo destino que Martín Lousteau, aquél que fogoneó la traumática 125 al campo.
Boudou, otro abonado a la poca original “teoría conspirativa”, dijo que lo que está sucediendo “es perjudicial para el canje de deuda, y que parece ser una conspiración dirigida a que Argentina pague las tasas de interés más altas que sea posible”. En ese sentido, el derrumbe los bonos hace inviable que el país pueda ofrecer una tasa de un dígito para aquellos bonistas que tienen que suscribir un título nuevo mediante el pago cash. El Boden 2012, un título hiper corto, llegó a tener un rendimiento inferior al 8%. Ya volvió a 11,5% y sigue escalando. Entre los emitidos en dólares, las tasas están otra vez cerca del 15%.
Fuente : El Cronista