La TSA, según EPIC, también habría autorizado la inhabilitación de los filtros de privacidad, de manera que se pudieran exportar los archivos de estos escáneres, que muestran imágenes de la anatomía humana sin ropa.
La denuncia de esta organización se une a la disconformidad creciente que manifiestan otras entidades, como la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), que el pasado viernes respondió a los argumentos del presidente Barack Obama sobre el por qué de la implantación de más escáneres en los aeropuertos estadounidenses.
Según esta organización, los escáneres son "un paso atrás" en la lucha antiterrorista porque suponen un incremento marginal de seguridad frente a la significativa intromisión de la privacidad.
La ACLU aboga por la mejora de los medios destinados a las agencias de inteligencia, "la solución primordial", y se opone a la propuesta de extender los escáneres en los aeropuertos, porque costará mucho dinero y obligará a los atacantes a ingeniar métodos para saltarse estas medidas.
Mientras las críticas de estos grupos aumentan, la mayoría de los ciudadanos de EEUU aprueba este tipo de escáneres, un 78 por ciento, según la encuesta publicada hoy por USA Today/Gallup.
Un 84 por ciento cree que los dispositivos ayudarían a evitar que los terroristas lleven explosivos al interior de los aviones.
Sin embargo, sólo un 29 por ciento afirmó sentirse más preocupado por su seguridad aérea tras el intento de atentado del pasado 25 de diciembre, que ha reabierto el debate nacional sobre los límites entre la seguridad y la privacidad ante la emergencia de redes de terrorismo globales.
Por el momento, hasta 40 escáneres corporales funcionan ya en 19 aeropuertos estadounidenses y, como respuesta al intento de atentado del día de Navidad, se prepara la instalación de otros 150 por todo el país durante este año y financiar la compra de otros 300 más en 2011.