origen deberán respetar la seguridad jurídica “de los trabajadores” locales. La frase fue una respuesta a los dichos del mes pasado de un funcionario norteamericano, para quien la Argentina no ofrecía seguridad jurídica ni reglas claras para las empresas de su país.
Como anticipó ayer este diario, Moyano y otros dirigentes de la CGT recibieron, en un hecho inédito, a la embajadora y a cuatro legisladores demócratas. Durante el asado que compartieron, el jefe de los camioneros recordó el conflicto en la alimentaria Kraft, de capitales estadounidenses, que había motivado las quejas del secretario adjunto para América Latina del Departamento de Estado norteamericano, Arturo Valenzuela.
El momento de mayor tensión fue cuando Moyano le dijo a la embajadora que la CGT le había enviado una carta para interiorizarla en la posición sindical en el marco del conflicto de Kraft. Con cara de asombro, que rápidamente se extendió a todos los presentes, Martínez contestó que no había recibido ninguna misiva. En ese contexto, el camionero omitió mencionar el conflicto que protagonizó días atrás con la petrolera Esso por los transportistas de combustibles.
Los sindicalistas encontraron un aliado en el congresista neoyorquino Eliot Engel, que contó acerca de su padre, dirigente siderúrgico, y dijo que había logrado la sanción de la mayoría de las leyes que le habían pedido los gremios. “Parecía un peronista”, se jactó uno de los presentes. La referencia al fundador del PJ volvió a la mesa cuando Moyano remarcó la llegada a la Argentina de empresas de origen estadounidense en los primeros años del gobierno de Juan Perón. Entre los presentes hubo coincidencia en destacar como un hecho histórico la presencia de la embajadora y de los congresistas en “la casa de los trabajadores”, como los sindicalistas ortodoxos denominan a la CGT.
Aunque se mencionó que se trató de la primera vez que la máxima representación diplomática de Estados Unidos en la Argentina ponía un pie en Azopardo 802, el historiador Santiago Senén González le dijo a este diario que hubo un antecedente en 1963, cuando José Alonso, por entonces jefe de la central obrera, organizó jornadas de estudio con la presencia de embajadores, entre ellos el estadounidense.
También participó del almuerzo el embajador argentino en Estados Unidos, Héctor Timerman, quien le dijo a la agencia de noticias Télam: “Hemos roto 70 años de distancia entre los representantes del pueblo americano y los representantes de los trabajadores argentinos”. Según Timerman, la reunión sirvió para que los representantes estadounidenses no escuchen sólo “las campanas de las empresas”.
Paños fríos en la Casa Rosada
El gobierno encontró en la voz del legislador demócrata Eliot Engel las palabras que necesitaba para darle una vuelta de página a la tensión generada en la relación bilateral por los dichos del subsecretario de Asuntos Hemisféricos de Estados Unidos, Arturo Valenzuela. Los paños fríos llegaron anoche, tras una reunión con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Luego del encuentro, el legislador norteamericano consideró que “lo que define la relación entre dos países no es lo que dice una persona”, al ser consultado sobre la alusión a una supuesta falta de “seguridad jurídica” en la Argentina expresada por Valenzuela. Así buscó restarle importancia al entredicho.
De la reunión participaron también el canciller Jorge Taiana, el embajador argentino en Estados Unidos, Héctor Timerman, y la embajadora de Estados Unidos en Buenos Aires, Vilma Martínez.
Fuente : critica