Probablemente nos haya faltado profesionalidad, justamente porque no lo somos. El cansancio de observar la decadencia moral de nuestro querido país, que pese a todo lo que se dice y escribe continúa una senda cada vez más retrógrada en todo sentido, fue una de las causas de nuestro circunstancial silencio.
Pero el próximo domingo, pasado mañana, se llevan a cabo las elecciones en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el segundo distrito electoral nacional en importancia numérica pero seguramente el primero en importancia cultural y mediática del país, lo que nos alentó a no perder hoy la oportunidad de presentar algunas reflexiones.
En estos dos meses de silencio nada cambió para mejor en el país. En primer lugar la economía comenzó a estancarse. El consumismo impulsado por el Gobierno nacional, con su suicida política cortoplacista de subsidios y regalos de toda naturaleza seguía impulsando las ventas pero informes fidedignos publicados estos días nos dicen que las ventas, respecto a iguales meses del año pasado ya no crecen como lo venían haciendo estos años. La existencia de una economía basada en subsidios de toda índole es la prueba palpable del fracaso de la política económica de este gobierno, que incluso podríamos afirmar que no existe política económica sino decretos de necesidad y urgencia para inventar o dar soluciones momentáneas y sobre la marcha, a nuevos picos de demanda.
La falta de planes serios de gobierno, que hemos señalado reiteradamente, está erosionando cada vez más la economía del la Nación. Cada invierno se suceden problemas de falta de energía, particularmente de provisión de gas. Este año también se ha limitado o cortado su uso a la industria. En verano todos sabemos que falta energía eléctrica, porque las nuevas fuentes de generación son menores al potencial aumento de consumo. El prolongado conflicto gremial en la provincia de Santa Cruz influye en la falta de combustibles líquidos que se ha evidenciado estos días en todos los surtidores de expendio del país, principalmente en el Oeste y Norte.
Las reservas verificadas de hidrocarburos hace unos años nos colocaban entre las naciones privilegiadas. Las de gas, en ese momento, eran por más de 25 años. La falta de prospección y de explotación, sin contar la de extracción, hace que hoy debamos importar cada vez más gas. Primero fue un buque regasificador en Bahía Blanca. Ahora, para poder dar satisfacción a la demanda, se agrega otro en un puerto del Río Paraná, que nos proveen de gas importado de Qatar a un costo cinco veces mayor al precio pagado a las compañías que lo extraen en el país.
Mientras todo ello ocurre, la salida de divisas es cada vez mayor, estimándose en más de 2.000 millones de dólares mensuales solamente la que sale por especulación. Como lo demuestran las cifras, la desinversión o falta de inversión genuina de capitales en la industria y la producción es lo que nos trae toda esa serie de carencias en la provisión de insumos. Reiteramos: no hay planes de gobierno de inversión o de trabajo ni a mediano plazo. Todo ello mientras, para mostrar un solo ejemplo de los muchos que en el universo se nos presentan en los noticieros especializados todos los días, en el Perú están trabajando en un plan de estrategia de producción hasta el año 2040.
El kirchnerismo gobierna (¿?) el país desde hace casi ocho años. En ellos la economia mundial ha tenido altos y bajos, pero trajo una insólita suba en los precios de los “commodities”. En un país con una producción agropecuaria como la nuestra, ante esta bonanza en los precios de nuestras exportaciones, el beneficio debió poderse sentir de inmediato. El ingreso de divisas aumenta el comercio y el consumo. Al haber trabajo, disminuye la desocupación y debe bajar el índice de pobreza.
El presupuesto nacional ha aumentado sideralmente, pero no se observan los beneficios generales para el país en su conjunto que ello debía aparejar. En primer lugar el índice de pobreza alcanza a cerca del cincuenta por ciento de la población, pese a mantenerse la errónea política de subsidios, principalmente a los servicios públicos. No se observan inversiones estatales en obras públicas ni en grandes obras de beneficio social. Los pasivos, luego de décadas de trabajo se debaten con prestaciones de hambre, por la mitad del ingreso mínimo imprescindible en mas del 50% de los pasivos, pero el gobierno usa los fondos de reserva que ellos aportaron, para extender el beneficio a importantes núcleos de población que nunca aportaron un peso al sistema ( en lugar de legislar y otorgar una pensión graciable a toda persona anciana que no tenga otro sustento o prestación pública) y además destina otras partidas de esos fondos, que debieran tener un uso exclusivo, a financiar deudas estatales.
La población soporta una inflación que ronda entre el 25 y el 30%, aunque el INDEC, manipulado por el Gobierno, dice que es del 10%. Pero los sindicatos, amigos del gobierno, obtienen para sus gremios alzas salariales de entre el 24 y el 40% para recuperar el valor adquisitivo de sus ingresos, afectados por la inflación cuya existencia ellos mismos niegan.
Así llegamos a este año de elecciones. Con una legislación que nos presenta fechas dispares para las renovaciones de autoridades en todo el país, afrontamos un año que en varios meses tiene elecciones casi todas las semanas en algún distrito. Ya se realizaron varias, con revés para los intereses del kirchnerismo en algunas de ellas. Pero este movimiento insiste en aprovecharse de ser gobierno para imponer sus candidatos y sobre todo para utilizar los fondos públicos para distribuir su propaganda. Todos los medios bajo control del Estado difunden propaganda del accionar de estos inescrupulosos gobernantes.
Esa es la diferencia actual: nuestros políticos, en su gran mayoría, piensan solamente en la próxima elección. No vemos hoy estrategas, que los supimos tener, que nos presenten planes para la próxima generación.
El gobierno nos presenta cada vez mas, PAN y CIRCO. En los programas de Fútbol para todos, que televisan todos los partidos de la primera división, que iban a ser financiados con publicidad privada como lo hacía antes la empresa que contrataba con la Asociación del Argentina de Futbol la televisación futbolística, aparecen publicidades de actos de gobierno mientras que la financiación es totalmente estatal. Ahora se ofrecen televisores a los jubilados a precios promocionales, financiados por el Estado. Es el mismo camino aunque mas modernizado, de las máquinas de coser y las pochonetas!, con la diferencia que aquellas se fabricaban en el país dando trabajo a miles de operarios, mientras que los televisores de ahora tienen un 80% de componente importado.
En el caso particular de la Ciudad de Buenos Aires los discursos de los que se presentan como candidatos giran, entre la defensa de lo que el actual partido que dirige el distrito dice haber realizado y las dificultades que tuvo al no contar con la colaboración del Gobierno Nacional, y toda una alta gama de críticas a la actual gestión que sólo prometen mejorar porque si ganan tendrán el apoyo necesario del gobierno nacional. O sea que todos coinciden en que para gobernar la ciudad es necesario el apoyo del gobierno nacional.
Pero ésta elección marcará una pauta para las elecciones nacionales del 23 de octubre próximo. Nuestra columna no es proselitista, por tanto no pretende influir en la voluntad de sus lectores de manera alguna. Pero sí pretende, como ciudadanos argentinos y habitantes de esta hermosa ciudad, que todos valoricemos la situación. Que todos analicemos los pro y los contra del discurso de cada candidato o grupo de personas cobijadas bajo una enseña partidaria. Que analicemos si las propuestas para la gestión nacional nos satisfacen o no; si las propuestas para la próxima gestión comunal las creemos adecuadas o no; si los antecedentes de los candidatos son limpios y nos parecen idóneos para los diversos cargos o no.
Tomémonos todos el tiempo necesario para reflexionar sobre todo ello. Nuestro VOTO en un sistema democrático de gobierno es el arma más poderosa que tiene la ciudadanía, SEPAMOS USARLO. No nos cobijemos bajo divisas que antes nos pudieron haber gustado o satisfecho nuestras esperanzas. Analicemos el presente, analicemos lo prometido y lo hecho por cada candidato. Si fue legislador en los últimos años, veamos si asistió puntualmente a las sesiones y cuantos proyectos defendió, atacó o presentó. Ser ciudadano implica todo esto y más…. Implica comprometerse a defender los principios emanados de nuestra Constitución Nacional, la que nos dio ciudadanía…
Amigos: Nuestro compromiso es votar. Nuestro compromiso es ir ante las mesas de votación, elegir en el cuarto oscuro la boleta que más satisfaga lo que creemos mejor para la Patria, y colocarla en la urna. Pero votar a alguien, el que sea. No votar en blanco, pues ese será un voto perdido que no indica nada. Repetimos: por alguien, pero votar. Y también vigilar, como ciudadanos, que el cómputo del contenido de las urnas sea veraz. Que el escrutinio no sea manipulado por grupos de presión o barras bravas.
Pero votemos. Y que la semana que viene, haya un candidato electo, quien sea, en quien confiaremos todos porque lo eligió la mayoría, para que dirija mejor y honestamente los destinos de la Ciudad, como preámbulo de este mismo razonamiento que haremos con proximidad a las cruciales elecciones nacionales de octubre. VOTEMOS. Abstenerse o buscar excusas para no ir a votar, nos impedirán en el futuro protestar y son inadmisibles.
Hasta la semana próxima, amigos,
Alejo Neyeloff
alejo@neyeloff.com.ar