Cuatro encuestadores consultados por lanacion.com trazaron sus diagnósticos. Coincidieron en que, en un primer momento, el impacto tras la angioplastia a la que fue sometido el sábado puede mejorar la percepción del ex presidente. Sufrir problemas de salud y atravesar situaciones de riesgo lo "acerca a la gente", indicaron. Advirtieron, no obstante, sobre dos riesgos latentes: el de la negación y el de la "confrontación permanente", como definieron el estilo del santacruceño.
"Es demasiado pronto. No sabemos cómo se va a adaptar. Pero, de todas maneras, la imagen de Kirchner depende de otros factores que trascienden este nuevo episodio con su salud, y que son definitivamente más determinantes, como la inflación, la inseguridad y los gestos de autoritarismo. Para su imagen es más relevante haber vuelto a la estrategia de generar y potenciar conflictos que la operación", sopesó Sergio Berensztein, director de Poliarquía.
Negación y riesgo. Para completar el diagnóstico, comparó la situación actual con la que siguió a la anterior intervención a Kirchner en febrero pasado, cuando fue atendido de urgencia por una obstrucción en la carótida derecha. "En febrero la enfermedad no fue determinante. Kirchner hizo como que no había pasado nada. Al contrario, aumentó su actividad. Su actitud ayer al salir de la clínica sugiere que van a seguir por el camino de la negación. Pero si, en cambio, pasa a tener una actividad mas reposada, eso va a impactar en el liderazgo", advirtió.
Para Berensztein, el debilitamiento del ex presidente es un proceso "profundo que ya está en marcha" y el episodio con su salud "no hace más que acelerarlo". Sin embargo, matizó: "La enfermedad es una variable más entre otras. La combinación de factores es lo que determina el resultado final".
Video: dieron de alta a Kirchner tras la operación (TN)
Giro. Enrique Zuleta Puceiro también comparó el procedimiento del sábado con la del 7 de febrero último y planteó que, como ocurrió entonces, Kirchner está ante una "oportunidad". "El incidente de febrero derivó en un cambio ostensible en la administración de sus esfuerzos: fue hacia menos confrontación y desgaste. Incorporó la Unasur a sus actividades. Entre otras cosas, pasó 20 días afuera del país por la mediación entre Colombia y Venezuela. Eso lo benefició porque bajó su nivel de confrontación a nivel interno. En aquel momento se registró un descenso importante en los niveles de rechazo hacia su figura", consignó el encuestador.
Enseguida, completó el cuadro. "Esta vez podría ser menos dramático. El episodio fue menos importante y se resolvió con mucha rapidez. Pero para Kirchner la enfermedad vuelve a aparecer como una oportunidad para buscar equilibrios. Habrá que ver si la aprovecha".
Además, Zuleta opinó que, en el caso de Kirchner, el "factor debilidad" no es un riesgo latente. "La idea de que [el ex presidente] es físicamente débil no está instalada en la sociedad, a pesar de que es un enfermo crónico. No se instaló ni siquiera en febrero cuando el problema fue mucho más grave. Se acabó el tiempo de los líderes todopoderosos. Hoy la no vitalidad absoluta no tiene porque generar desconfianza, puede ser muy útil que los lideres puedan aparecer más humanos y próximos a las personas normales", concluyó.
Proximidad. Analía del Franco, de la consultora Analogías, coincidió con esta última lectura. "En febrero, Kirchner levantó la imagen entre 10 y 12 puntos. Para personajes de la envergadura de Kirchner la enfermedad suele impactar a favor porque acerca. La gente tiende a solidarizarse porque lo siente más próximo. Pese a ser muy conflictivo, aparece como alguien capaz de hacerse mala sangre y sufrir como cualquiera", planteó.
Aclaró, no obstante, que ese envión "corre para un primer momento y luego se diluye", con lo que desechó un impacto directo en sus planes y chances electorales. Apuntó en ese sentido que "Kirchner es un especialista en arruinar situaciones favorables" por lo que instó a "esperar a ver qué pasa".
fuente lanacion