reunión y frustrar la conformación de una dependencia que es clave para que Cristina Fernández maneje el país a control remoto.
La oposición legislativa traza un paralelo entre la reunión que se realizará en el Senado con la sesión preparatoria del 3 de diciembre cuando le impuso su mayoría al kirchnerismo. Si logra sentar a los diputados y senadores K, y éstos reconocen que la oposición debe presidir una comisión de control, podrá garantizar el posterior funcionamiento de la Bicameral. Si, por el contrario, el oficialismo embarra el debate y posterga la elección de las autoridades para más adelante, los K se habrán salido con la suya. No habrá ganado mucho tiempo, pero será el suficiente como para enredar a los bloques opositores en su propia telaraña. “El primer punto es la elección del presidente. Si no se define, nosotros no avanzamos con el temario”, confió a este diario el diputado del Peronismo Federal Enrique Thomas.
Los opositores ajustarán la estrategia a partir de las 9 de la mañana en las oficinas que el bloque radical tiene en el segundo piso de la Cámara alta. En los planes previos, ya tienen bosquejados los dictámenes con los que piensa rechazar la creación del Fondo del Bicentenario que creó Cristina Fernández por medio de un DNU para afectar reservas del Banco Central para el pago de la deuda externa. También tienen decidido revisar el veto parcial que dictó la jefa de Estado a la reforma política que impulsó la Casa Rosada para restringir las chances electorales de las agrupaciones chicas y elevar las posibilidades de retener el control del Partido Justicialista en manos de Néstor Kirchner.
El senador radical por la minoría de Córdoba, Ramón Mestre, tiene listo el proyecto de rechazo al Fondo del Bicentenario. En diálogo con Crítica de la Argentina subrayó que “con la creación del Fondo, el Gobierno no solamente no respeta la Constitución Nacional, sino que incrementará la inflación y por ende la pobreza en el país”. El diputado Juan Tunessi interpretó que un DNU “es un mensaje del Ejecutivo” y que a partir de los dictámenes de la Bicameral se podría habilitar una sesión del pleno para pronunciarse. Tunessi incluso especuló con que esa sesión se podría concretar “en la primera quincena de enero”. Esto le permitiría romper el actual empate y pedir que la Cámara baja defina quién debe presidir la Bicameral.
El kirchnerismo intentará imponer su criterio. En caso de no hacerlo, su plan B apuesta a que la comisión no elija autoridades y que se limite a dictaminar sobre la validez de los últimos decretos presidenciales. Para ello deberá asegurarse el quórum propio y la mayoría de los votos de los presentes. Si eso ocurre se abrirá un debate sobre la legitimidad de las resoluciones que adopte la comisión.
Aunque no puede confiar en el pleno de Diputados, postergará esa decisión para más adelante. Una jugada a corto plazo, pero una de las pocas a las que puede echar mano. De hecho el kirchnerismo se debate en la pelea del día a día.
Después de que el jefe de la bancada K en Diputados, el santafecino Agustín Rossi, se fuera de vacaciones, el jujeño Eduardo Fellner tuvo que sacar de la galera la resolución 1.125 firmada el 23 de diciembre para que lo reemplace la mendocina Patricia Fadel. El hecho de que ese día Fellner se encontrara en Jujuy, muy lejos de su despacho, muestra hasta qué punto son improvisados los pasos que da el oficialismo. Si Néstor Kirchner sigue negando la derrota electoral del 28 de junio, de la misma manera que le costó asumir que su fuerza es minoría en Diputados, seguramente mañana los suyos recurrirán a cualquier artilugio para impedir que la oposición presida y haga funcionar una comisión de contralor.
Fuente : Critica