Esta semana el Juez Federal Dr. Oyarbide nos sorprendió con un fallo dictado a la velocidad del rayo en la causa por un aumento aparentemente no justificado en los bienes declarados por el matrimonio presidencial. La Justicia nos tiene harto acostumbrados a la lentitud en sus resoluciones, con lo cual, la premura demostrada en este aso, ya de por si, le llama la atención a Don Pueblo y a Doña Rosa, máxime cuando se trata de los citados denunciados. Habrá apelación o no, estamos seguros que a la gran mayoría de los argentinos les quedará un sabor amargo en la boca con este pronunciamiento de un juez cuya imparcialidad hasta ahora era aceptada. Quizás una vez más haya que aceptar que una cosa es ser honesto y otra muy distinta es convencer a todos de haber obrado legalmente, porque muchas veces no todo lo legal es justo y honesto.
La ya sancionada y promulgada Ley de Medios, tan cuestionada por muchos y lograda gracias a los votos que le quedaron al matrimonio hasta el 10 de diciembre, está siendo rechazada en varios fueros. Ahora una Juez Federal de Mendoza dictó un fallo suspendiendo su vigencia y prohibiendo al Gobierno que la reglamente. El Poder Ejecutivo seguramente apelará, pero volvemos a ilusionarnos con que el nuevo Congreso de la Nación intervenga en el asunto. Total, a fin de año y con las fiestas, una ilusión más…
El balance del año nos dice que pese a todos los mentirosos anuncios a que nos tiene acostumbrados el Poder Ejecutivo, la inflación supero a los aumentos de ingresos y salarios; que el índice de pobreza e indigencia sigue aumentando; que las perspectivas económicas para el año entrante son sombrías pues en todo el mundo, y nosotros no estamos en otra galaxia, la situación será seguramente más aflictiva. Ayer el engreído mandatario (sin título, aunque ahora con fueros) ordenó alentar el consumo para lograr una tasa de crecimiento del 7% para el año entrante, pese a que, como lo señalamos antes, cuando las perspectivas son sombrías en todo el mundo, pretender que nuestro atrasado país crezca a una tasa del 7% es suponer que es un país de idiotas en el cual nadie piensa ni lee lo que pasa ni en él ni en el resto del mundo.
Además, con una economía castigada como la nuestra, alentar el consumo sin ayudar al aumento de la producción genuina, significa aumentar la circulación o sea aumentar la inflación. ¿No quedan economistas en el Gobierno, que siquiera le puedan “sugerir” al Dr. K. que hay anuncios que sólo los ignorantes pueden aceptar?
Hay hechos concretos que no podemos dejar de mencionar. Para que el país crezca, y mas a una tasa tan inverosímil, debe fortalecerse la seguridad jurídica así como protegerse la seguridad física de las personas; deben proporcionarse estadísticas reales y creíbles y no acomodadas a los intereses de los anuncios oficiales; debe evitarse el creciente intervencionismo del Estado en las empresas privadas; deben evitarse los atropellos sindicales; deben respetarse las decisiones judiciales como el pago de los ajustes a los jubilados y pensionados, antes que estos fallezcan; debe instrumentarse una seguridad para que retornen las inversiones extranjeras, sin las cuales no hay país en desarrollo que avance. Sólo así, podemos aspirar a mejorar algunos puntos en el ranking de la economía de las naciones, en el cual por ahora, estamos allá y muy abajo, muy lejos del lejano sexto puesto que tuvimos en los años 20’ como lo hemos señalado muchas veces, y no lo dejaremos de repetir, pues una vez más diremos que debido a que los pueblos tienen la memoria muy corta, es necesario repetir estos mensajes, aunque duelan.
Amigos: Llega la hora de compartir el pan y le vino, el pan dulce y el champán, con nuestro amigos y con nuestros familiares. Brindar por que Papá Noel o Santa Klaus o San Nicolás, llámenlos como cada uno quiera, se apiaden de nosotros y nos traigan la posibilidad de trabajar dentro del más estricto respeto a las leyes, para que el próximo año haya menos indigentes, menos gente durmiendo en los pórticos de edificios estatales o de oficinas. Para que la Argentina vuelva a ser la nación pródiga y hospitalaria que supo ser y que todos sus habitantes deseamos que vuelva a ser. No se trata de pensar en ganar campeonatos mundiales de fútbol o de tenis, de polo o de rugby. Se trata de un nivel de vida decente para todos. Que así sea.