"Con ustedes ya hablamos", dijo primero. Después se contuvo: "Vamos a mostrar el trabajo social de Hinchadas Unidas Argentinas. Esto es todo amor y paz". El policía sonrió: "Queremos saber cómo se van a organizar, para que no pase nada". El "Bebote" se puso serio: "Si acá llegara a pasar algo, ustedes tendrían que llamar a los militares".
Caía el sol y los hinchas ayer seguían entrando en el edificio de Junín 154. Se preparaban para el acto de inauguración de la sede porteña de Hinchadas Unidas Argentinas, la ONG formada por más de 50 líderes barrabravas que preside Marcelo Mallo, un controvertido dirigente kirchnerista de Quilmes, de histórica relación con el jefe del Gabinete, Aníbal Fernández, miembro de la agrupación Compromiso K y "amigo" de Rudy Ulloa, un incondicional del matrimonio presidencial.
Mallo no había llegado cuando "Bebote" negociaba con la policía. El barra hizo llamar al "compañero" que había hablado con el comisario. Llegó con una tarjeta. Los policías la leyeron. Y se fueron callados. "Bebote" los despidió divertido: "Nosotros no hablamos con 4 de copas".
Mallo apareció un rato después, listo para hablar con los periodistas. "La banderita de Kirchner la tenía que traer", dijo cuando pasó al lado de un cartel con una "V" y una foto de un pingüino. El mismo que hizo famosa a la ONG por aparecer en decenas de banderas en varios estadios del país. El mismo por el que Mallo fue acusado de ser el nexo con la política para "negociar" beneficios para las barras. El más próximo: llevarlos al Mundial de Sudáfrica de la mano del Gobierno.
"Eso no es cierto. Vamos a respaldar sin condicionamientos" dijo ayer Mallo a LA NACION, aunque los barras no piensen lo mismo. Uno de ellos -que pidió no ser identificado- confesó antes del acto: "Queremos apoyo. Hoy es Kirchner. Mañana puede ser Batman. O Robin. A mí no me importa la política, ¿se entiende?"
En la presentación, Mallo fue menos crudo. Enumeró una lista de "sponsors" que les permitirán llevar al menos 500 hinchas a Sudáfrica. Son los mismos que suelen tener relación directa con los clubes. Los mismos que le permitirán pagar el alquiler de la nueva sede, casi 10.000 pesos mensuales. Y los mismos que, según Mallo, sostendrán "la pata solidaria" de la ONG.
Porque Mallo ayer habló de "convertir" a los barras en "líderes sociales": aseguró que en estos días que repartirán 10.000 juguetes. Y hasta habló de que los hinchas construyan viviendas sociales en Sudáfrica durante "los momentos libres" en los 40 días que dure el Mundial. Dice perseguir dos objetivos al mediano plazo: "Ayudar a los pobres y erradicar la violencia en el fútbol". Lo que también podría ser un negocio: algunos jefes de las hinchadas proponen que los clubes los contraten para evitar grescas en las tribunas y alcanzar las pelotas perdidas.
El "Bebote" será el líder del grupo que preside Mallo. Es el tesorero de la ONG. Ayer lo acompañaron "El Negro" Fiorucci (Tigre) "Diego" (Lanús) y "Emiliano" (Huracán). Todos tendrán cargos jerárquicos. Algunos tuvieron alguna vez problemas legales. "Yo no prejuzgo. No soy la Justicia", justificó Mallo. Ex funcionario cuando Aníbal Fernández y Sergio Villordo eran intendentes en Quilmes, se lo acusó de ser "puntero" en Solano y hasta fue involucrado, en 2006, en el confuso asesinato de un empresario que había sido su socio. Ayer prefirió mostrarse como un hacedor del futuro.
Fuente : La Nacion